“COMO PEGAN ESAS FLORES” RESEÑA POR COLO MYERS

En 1980 el escritor estadounidense Alvin Toffler publicaba ‘La TerceraOla’, un extenso ensayo dedicado a analizar las mutaciones en el rol de productores y consumidores, y se aventuraba a presagiar un futuro no muy lejano en el que los unos y los otros acabarían amalgamados en una tercera categoría: los ‘prosumidores’. La teoría de Toffler puede resumirse groseramente de este modo: más temprano que tarde, la industria se verá imposibilitada de satisfacer las necesidades cada vez más específicas de los consumidores, no quedándoles a éstos otra alternativa que implicarse en los procesos de diseño y producción.
Alvin Toffler apuntaba sus reflexiones a la fabricación de productos y bienes de consumo, pero a los que vivimos entre tilos y diagonales no debiera costarnos nada imaginarnos el desconcierto mesiánico de éste futurólogo usamericano ante la contundente materialización de sus augurios en cada recoveco de la escena cultural platense. En este sentido, el flamante disco de La Selva de Miguel sobra como ejemplo.
Si atendemos a la definición de ‘música independiente’ que se deja leer en la omnisapiente Wikipedia, ‘Como Pegan Esas Flores’ rebalsa de autonomía soberana por sus cuatro costados. Ayunos de sello discográfico, asesores de prensa, corsés estéticos o estrategias marketineras, los de La Selva de Miguel se regalaron el empacho de que su segundo LP se ajuste a sus caprichos más desbocados: un título que conjura a la controversia, una docena de invitados reclutados en cada rincón de las artes, una propuesta gráfica casi imposible para cualquier imprenta tradicional, y una recua de canciones que florecieron en territorios variopintos, en circunstancias disímiles, a mitad de camino entre la fatalidad y la providencia.
Exceptuando a ‘Me Lima’ –escrita de punta a punta por LSDM-, los ocho temas que se arraciman en ‘Como Pegan Esas Flores’ fueron compuestos para satisfacer necesidades foráneas, cada uno de ellos en situaciones insospechadas, tecnológicamente disímiles, en ocasiones rozando la precariedad más absoluta. Allí acechan una canción infantil, dos cortinas radiales, un cover que forma parte del soundtrack de la película más bizarra que se haya filmado jamás en la ciudad de Azul, un par de versiones de un par de canciones que supieron versionar los Clash, y un homenaje póstumo al genial Luis Alberto. Los hilvana en la espiral del disco la voz de Roger Colom, con su acento vagabundo declamando retazos de un poema propio, y acompañan a cada track seis estampas firmadas por artistas locales (Cozozhina, Chinaski, Domingo Alagia, Justina, Santi El Doce y Luxor) en cuyo reverso podemos anoticiarnos de las circunstancias que motivaron la composición de cada canción, y de la naturaleza heterogénea de sus registros. El contraste entre la luminiscencia musical y la oscuridad subterránea del poema de Colom tiene su correlato gráfico en una historieta tríptica y angulosa que intenta emular –sin ningún éxito- al policial negro y a los grafismos de Saul Bass.
Embriagado de autogestión, el grupo se atrevió a confiar en si mismo para editar el proyecto antes de entregarlo al celebérrimo Alfredo Calvelo para los últimos retoques. Y porque la idea no se adecuaba a ningún presupuesto ni a los estándares de imprenta, los migueles confiaron la edición del álbum a Monstruo de Papel, emprendimiento que nació como editorial para degenerar de inmediato en un híbrido indefinido que viene a reivindicar los oficios manuales, y que se vanagloria en el esfuerzo por adaptar el diseño a la finitud de recursos. Impresos en serigrafía, cada uno de los packs que contienen esta malange de estímulos sensoriales se cortaron y plegaron a mano, a punta de trincheta y paciencia budista… de aquí se desprende, como una obviedad, que la cantidad de copias que ya andan trotando por el mundo es más bien reducida. El elitismo fortuito se compensó de inmediato con el estreno mundial de un espacio en bandcamp.com que nos permite descargar sin culpas ni cargos tanto este disco como ‘Canciones Pigmeas’, aquel primer LP que La Selva de Miguel supo lanzar en un lejano 2011.
Los improbables lectores que hayan resistido toda esta parrafada estarán en condiciones de maliciar que ‘Como Pegan Esas Flores’ trasciende con mucho a la experiencia habitual de descubrir que un nuevo disco viene a sumarse al abarrotado catálogo del rock autóctono. Más allá de los confines estéticos se esconde una declaración de principios, la certeza de que la única frontera que nos distancia de las utopías desaforadas se deja vulnerar siempre que se conjuren un manojo de voluntades. En pampa y la vía quedan las imposiciones restrictivas de los mercaderes y los parásitos del arte.

Fuente: http://www.twitrock.com.ar/descargas/la-selva-de-miguel-como-pegan-esas-flores-y-resena-por-colo-myers.html